Arriba: Claire Stephens, vice president, Global Client Team de BCD Travel, completó su travesía a nado para generar conciencia sobre el tráfico de seres humanos, tras casi nueve meses de entrenamiento.
Una decisión y una noche en vela

El día antes de nadar, el clima no era muy prometedor, lo cual es típico en el Reino Unido. Sabía desde el principio que el tiempo podría ser difícil, así que estaba preparada para salir bajo condiciones no muy perfectas. Tomé la decisión a última hora de la tarde. La ventaja fue que no tuve tiempo de pensarlo demasiado, pero esa noche no dormí muy bien.
El día de la travesía, me levanté poco después de las 5 de la mañana y a las 7 ya estaba en la rampa para botes de Lyme Regis. El mar no estaba completamente en calma, pero era suficiente para intentarlo. Mi entrenador me llevó hasta el punto de partida y me acompañó durante todo el trayecto.
Nadar de espaldas en medio de una alerta de contaminación
El día anterior a mi travesía se emitió una alerta de contaminación por aguas residuales en Lyme Regis. Las alertas se basan en previsiones meteorológicas, pero no indican que se hayan vertido realmente aguas negras. Para mayor seguridad, empecé a nadar de espaldas, lo que me hizo desviar un poco de la ruta. Mi entrenador y yo lo solucionamos y elaboramos un sistema de navegación entre los dos, mediante señas manuales. Al final me guié por un punto de referencia a mis espaldas. Era un día nublado, con un mar algo agitado y olas que, a veces, me hacían sumergir la cabeza.

Es difícil expresar con palabras lo que sentí durante la natación. La experiencia fue casi de otro mundo. Estaba completamente a merced de los elementos. Sorprendentemente, no me puse nerviosa. Simplemente me concentré en la tarea que tenía entre manos, dejé que mi mente divagara, mantuve la calma y seguí nadando. No se trataba de competir o de hacerlo en un tiempo determinado. Mi objetivo era generar conciencia sobre la trata de personas. Una hora y 28 minutos después, había terminado. Por fin dieron frutos todos esos meses de entrenamiento; planeación; lucha contra la ansiedad de ahogarme y atragantarme, y aprendizaje de la forma correcta para nadar y respirar bajo el agua.

Misión cumplida
Un par de días antes de nadar, me reuní con una clienta que había leído mi historia en nuestro blog. Me dio las gracias por educarla sobre un tema que desconocía. Dijo que aprendió las señales de trata de personas que debe buscar al viajar, y la forma de interpretarlas y denunciarlas. Esto significó mucho para mí, pues validó el alcance de un objetivo propio: generar conciencia.
Posibles indicios de trata de seres humanos
En la actualidad, aproximadamente 50 millones de personas de todo el mundo se ven afectadas cada año por la trata de personas. Sólo una de cada 100 víctimas es rescatada. Podemos ayudar si conocemos las señales y sabemos cómo denunciarlas.
9 señales de trata de seres humanos

- La presunta víctima parece no tener acceso o control sobre los documentos de viaje y el dinero. Su pasaporte está en manos de otra persona
- Poco equipaje/ropa
- La presunta víctima parece desorientada y perdida
- La presunta víctima tiene restringidos los movimientos y el habla. Actúa como si recibiera instrucciones
- Conocimientos lingüísticos inadecuados
- Se ve al presunto traficante con muchos menores de edad
- El presunto tratante insiste en pagar únicamente en efectivo
- La presunta víctima y/o el tratante tienen interacción y contacto visual mínimos con los demás
- La presunta víctima presenta indicios de maltrato físico y emocional
¿Qué debe hacer si detecta indicios de trata de seres humanos?
- Observe todo lo que pueda. Recuerde detalles como lugar, ropa, descripciones, número de personas, hora y nombres utilizados
- No confronte al niño o adulto
- Alerte discretamente a las autoridades o al personal de seguridad cercano
- Si no es posible ayudar, denuncie la situación a través de canales como el sistema en línea de A21