Por Olivia Ruggles-Brise, Vice President, Sustainability, BCD Travel
Si se publicara una revista sobre los años más calurosos, el 2023 estaría en la portada. El año pasado fue el de mayor temperatura jamás registrado, y con registros en torno a 1,4 grados centígrados por encima de la línea de base preindustrial, nos acercamos peligrosamente al objetivo de 1,5 grados fijado por el Acuerdo de París. De hecho, ya casi superamos el punto de limitar el aumento de la temperatura a 1,5 grados, según los pronunciamientos de la 28ª Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas (COP28), que se reunió en diciembre de 2023. La única vía real que nos queda es sobrepasar el límite y luego empezar de nuevo. No le estamos poniendo la seriedad requerida. Ya llegamos al límite.
En los cerca de 12 meses transcurridos desde que me incorporé al mundo de los viajes de negocios, la sostenibilidad pasó de ser una palabra de moda a una tendencia y, actualmente, a una prioridad. Pero aparte de unos pocos líderes, la acción para incorporar la sostenibilidad a los programas de viajes es irregular. Esperemos que finalmente se convierta en un imperativo estratégico en 2024.
Informe: Sostenibilidad en los viajes de negocios
¿Ha visto nuestro informe Sostenibilidad en los viajes de negocios? Los investigadores de BCD descubrieron importantes vacío en los niveles de conocimiento, acción y compromiso en lo que respecta a la sostenibilidad en viajes de negocios. Ellos encuestaron a más de 100 compradores de viajes y a casi 1.800 viajeros de negocios para medir la importancia de la sostenibilidad medioambiental en los viajes de negocios. La realidad: mientras que el 82 % de las empresas tienen objetivos de sostenibilidad, sólo el 45 % tienen metas de sostenibilidad en los viajes de negocios. Además, sólo el 20 % de los viajeros de negocios conoce los objetivos de su empresa en materia de viajes sostenibles. Más de la mitad de compradores de viajes con los que hablamos creen que las opciones de viajes sostenibles cuestan demasiado. Los compradores también señalaron problemas como formación de los viajeros; falta de enfoques y definiciones de medición estandarizados, y carencia de soluciones adecuadas, como herramientas de reserva en línea que respalden presupuestos de carbono.
Los viajes, y en particular los de negocios, no funcionan en el vacío. Son vulnerables a cambios globales físicos (patrones meteorológicos), geopolíticos (guerra) o de opinión pública (percepción del valor y el lavado verde o greenwashing). Las soluciones tienden a centrarse en medidas tácticas que pueden adoptar los viajeros pero, dado a lo que nos enfrentamos, esto no es más que un paliativo. Debemos pensar de forma más estratégica.
La descarbonización debe ser una estrategia central, no una ocurrencia tardía
Cualquier afirmación de acción sostenible que no tenga como núcleo un progreso medible en la descarbonización se considerará lavado verde. En algunas jurisdicciones, esto sucede por ley. Cada vez es más común que las normativas nacionales y de las empresas exijan medición y notificación de emisiones, y que tengan en cuenta los impactos en la cadena de suministro. Esto significa ser capaz de demostrar reducciones reales de emisiones, no sólo actividades de compromiso que puedan impulsar el comportamiento.
Según nuestro estudio, la mitad de las empresas fomenta los viajes sostenibles, pero sólo un tercio promueve opciones sostenibles en el momento de la reserva. Reducir el volumen de viajes y viajar en tren en lugar de avión son las dos opciones más promocionadas por los compradores de viajes. También, suelen promover tomar vuelos directos en vez de conexiones, combinar varios viajes en uno y limitar el número de empleados en el mismo desplazamiento. Los viajeros mencionaron compartir el transporte terrestre y elegir la clase turista en lugar de la ejecutiva como recomendaciones frecuentes de sus empresas.
Los programas de viajes que se centran en el comportamiento de los viajeros deben apoyarse en estrategias descendentes que reflejen el contexto más amplio, y que obliguen y recompensen esos comportamientos y los resultados de reducción de emisiones resultantes. También, deben reconocer cuándo no se progresa y actuar en consecuencia. Y sí, también hay que tener en cuenta la gestión de la demanda.
Debemos cambiar de una mentalidad de compensación a una de contribución
Tras algunas polémicas de gran repercusión en 2023, se tomaron medidas para abordar las cuestiones de gobernanza y regulación en torno a los mercados voluntarios de carbono. Curiosamente, a la hora de clasificar sus prioridades en materia de sostenibilidad, los compradores de viajes indicaron que la compensación de las emisiones de carbono ocupaba un lugar secundario en sus agendas. Sin embargo, contribuir a proyectos de protección, gestión sostenible y restauración de ecosistemas (soluciones basadas en la naturaleza) sigue siendo una estrategia importante y legítima. Las empresas que deseen emplear esta estrategia para mitigar el impacto de las emisiones de sus viajes deben mirar bien en dónde invierten su dinero. No se trata de compensar, sino de contribuir. Las afirmaciones de «neutralidad de carbono» corren el riesgo de ser acusadas de «lavado verde» y deben evitarse a toda costa. Pero cuando se hace bien, el poder de los viajes de negocios puede tener un gran impacto positivo.
Los viajes de negocios deben reconocer su relación con la naturaleza
La biodiversidad y la crisis climática van de la mano. Proteger y restaurar la biodiversidad es fundamental para hacer frente al cambio climático. Por ello, cada vez se integra más en los marcos de información, como la Directiva sobre Informes de Sostenibilidad Corporativa (CSRD), el CDP y la Task Force on Nature Related Financial Disclosures (TNFD). Aunque los vínculos con los viajes de negocios son menos claros que los de las emisiones de carbono, las conexiones son fuertes. Los hoteles desempeñan un papel muy importante en sus cadenas alimentarias; la adquisición de mobiliario, instalaciones y equipos, y los procesos de desarrollo. Los gestores de viajes y equipos de compras pueden empezar por hablar con proveedores hoteleros para conocer mejor sus planes y acciones en materia de biodiversidad. Las contribuciones a soluciones basadas en la naturaleza son otra forma en que los viajes de negocios pueden apoyar la conservación de la biodiversidad. Para más información sobre biodiversidad y viajes de negocios, consulte mi artículo en la serie What to Watch 2024 de BTN.
El camino de la aviación hacia las cero emisiones netas está lejos de estar garantizado
A pesar de los extraordinarios avances en eficiencia operativa y de las aeronaves, y de la gran atención prestada a los combustibles sostenibles de aviación (SAF), alcanzar el cero neto en la aviación requerirá una ampliación masiva de tecnologías aún no probadas, y/o una reducción en las ambiciones de crecimiento. Ahora se reconoce ampliamente que los SAF no son una solución milagrosa, y su masificación conlleva importantes riesgos para la sostenibilidad. Sin embargo, un sector de la aviación próspero y sostenible sustentará la sostenibilidad futura de los viajes de negocios, por lo que el sector debe apoyar proactivamente la descarbonización de la aviación de forma significativa. Esto significa asociarse con aerolíneas que lideren las inversiones en nuevas tecnologías y soluciones, y recompensarlas, así como impulsar sistemas de gobernanza y responsabilidad más sólidos en torno a los SAF.
Creo firmemente que los viajes de negocios, con sus amplias redes, su poder adquisitivo corporativo y su capacidad para implicar a los viajeros individuales, pueden desempeñar un papel importante a la hora de garantizar un futuro sostenible para nuestro planeta. Pero se requiere de acciones, compromisos y una nueva forma de pensamiento. Es hora de un compromiso real, de avances tangibles y de verdadera dedicación para crear beneficios que vayan más allá de actividades económicas, creación de empleos y conexiones humanas. Es hora de hacer de la sostenibilidad un imperativo estratégico.
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